Esta semana publiqué en El Colombiano una columna* que surgió de un tema que me obsesiona hace meses: ¿cómo fue que una inteligencia artificial terminó enseñándonos a hacer algo que llevamos siglos intentando dominar y que seguimos haciendo mal la mayor parte del tiempo?
Preguntar bien.
En la columna lo dije con claridad: vivimos en una época en la que comunicarse se ha vuelto más rápido, más corto, más eficiente... y más fallido. Nos hablamos en mensajes cortados, emojis, gifs, y frases ambiguas. Y sin embargo, cuando abrimos ChatGPT o cualquier IA conversacional, de pronto sentimos que tenemos que ordenar nuestras ideas, ser claros, precisos, específicos.
Y entonces pasa algo curioso: la máquina no responde si no preguntamos bien.
O bueno, responde mal. Nos deja insatisfechos y entonces nos invita a esforzarnos, a intentar organizar las ideas de modo que la pregunta quede mejor formulada.
Y para lograr que nos entienda la máquina, empezamos a darle prioridad a la comunicación, tanto, que ahora la generación de prompts, según Forbes, será uno de los trabajos con mayor demanda a 2030.
En su libro A More Beautiful Question, Warren Berger (a quien recomiendo leer en la revista Fast company) dice que una buena pregunta es como una linterna: no da todas las respuestas, pero ilumina el camino. Y eso es, precisamente, lo que estamos empezando a hacer con la IA: iluminar. No sólo al algoritmo, sino a nuestra propia mente.
Formular un prompt no es solo una instrucción. Es una negociación interna con lo que realmente queremos saber, decir, entender. Una pequeña meditación en tiempo real. Lo que antes hacíamos en terapia, ahora lo hacemos frente a una caja de texto:
“¿Qué quiero realmente?”
“¿Cómo lo formulo sin sonar tonto, agresivo, confuso, superficial?”
“¿Y si mejor lo digo así?”
Y ahí, en ese proceso, algo se ordena adentro.
Decía Roland Barthes que “la palabra más difícil de pronunciar es la que inicia una conversación”. Y lo estamos viviendo. Lo vemos cuando no sabemos cómo iniciar un correo importante, cómo hacer una pregunta sin sonar bruscos, cómo hablar de lo que sentimos sin dar rodeos.
La inteligencia artificial no vino a reemplazarnos (al menos no todavía), pero sí nos está confrontando con algo más urgente: lo mal que nos comunicamos con los demás, y lo poco que lo sabíamos.
Lo dijo también Sherry Turkle (a quien hace unos siete años leí y cité en mis escritos cuando apenas comenzaba este mundo extraño previo a pandemia) en su brillante Reclaiming Conversation: “Estamos tan acostumbrados a evitar las conversaciones incómodas, que hemos olvidado cómo tener conversaciones significativas”.
Y ahí, paradójicamente, está el valor inesperado de estas herramientas: no nos enseñan datos, sino formas. Nos están entrenando, sin quererlo, a pensar antes de hablar. A buscar el enfoque. A escribir mejor. A entender que la pregunta no es lo contrario de la respuesta, sino su arquitectura.
Mis recomendados:
Entrevista de Ezra Klein a Yuval Noah Harari sobre IA, lenguaje y poder: El que controle las preguntas, controlará el futuro.
📘 Libro: El arte de preguntar de Pablo Maurette (ensayista argentino): sobre la retórica, la escucha y el silencio como herramientas de pensamiento.
📝 Artículo: Prompting is the new literacy de Ethan Mollick (One Useful Thing, gran sugerencia para seguir en substack), donde defiende que escribir buenos prompts será el equivalente moderno de saber escribir bien en el siglo XIX.
🎧 Podcast: Your Undivided Attention, episodio “The AI Dilemma”, sobre cómo la IA nos obliga a redefinir la comunicación humana.
Y para conversar:
Los leo.
¿Alguna vez una IA te hizo darte cuenta de que no sabías bien qué querías preguntar? ¿Has descubierto que al escribir para ChatGPT estás también escribiéndote a ti?
Respóndeme este correo o cuéntamelo en los comentarios. Este espacio es para pensarnos juntos.
Gracias por leer y por seguir haciendo de este newsletter una conversación y no un monólogo.
*
Sobre este mismo tema, pero además con lucidez e intimidad, comparto este texto que publicó Ana María Plata en El Colombiano esta semana. Una recomendación más, maravillosa: https://www.elcolombiano.com/generacion/edicion-del-mes/prompt-querido-diario-confesarse-con-una-inteligencia-artificial-HC27437473